El estreno del Real Oviedo en su regreso a Primera División después de 25 años terminó en frustración. El equipo asturiano cayó por 2-0 ante el Villarreal en La Cerámica, en un partido marcado por la expulsión temprana de Reina y el penalti errado por Salomón Rondón.
En apenas quince minutos, la ilusión de la afición carbayona se desplomó. Rondón desperdició la ocasión más clara desde los once metros, Reina vio la segunda amarilla y Eyong aprovechó un córner para abrir el marcador. El guardameta Aarón Escandell sostuvo al equipo con varias intervenciones de mérito, pero no fue suficiente.
El Villarreal, dirigido por Marcelino, supo acelerar tras quedarse con un hombre más. Pape Gueye, figura destacada del encuentro, amplió la ventaja con un potente disparo desde fuera del área que sorprendió al portero oviedista. El 2-0 dejó el choque muy cuesta arriba para los visitantes.
El segundo tiempo comenzó con una noticia preocupante para el Submarino Amarillo. Gerard Moreno, pieza clave del ataque, se resintió nuevamente de una lesión muscular y encendió las alarmas en el banquillo local. La grada quedó en silencio tras su salida, reflejando la importancia del delantero.
Con líneas muy replegadas, el Oviedo apenas inquietó en campo rival. El Villarreal monopolizó la posesión, movió la pelota con paciencia y dejó que el reloj trabajara a su favor. Sin embargo, no consiguió ampliar la cuenta pese a las ocasiones generadas.
En los minutos finales, la entrada de Santi Cazorla levantó a los aficionados. El veterano mediocampista asturiano, homenajeado antes del inicio con una camiseta entregada por Marcos Senna, recibió una ovación cerrada que cerró la noche en La Cerámica.