Antes que nada, el delantero Rómulo Otero Vazquez siempre fue sinónimo de desequilibrio. Desde sus inicios en el Caracas FC, el mediapunta mostró una zurda diferente, capaz de decidir partidos con un solo toque.
En la capital venezolana, fue ídolo precoz: debutó joven, marcó goles decisivos y se ganó la convocatoria a la Vinotinto. Su salto al extranjero llegó en 2015, con el Huachipato, de Chile. En el fútbol chileno, Otero refinó su técnica y ganó continuidad.
Sin embargo, el talento del jugador venezolano pronto exigió un escenario mayor. Brasil fue ese destino. En el Atlético Mineiro, el venezolano vivió su momento más brillante. Allí combinó regularidad, protagonismo y espectáculo.
Sus tiros libres se convirtieron en marca registrada, y su impacto ofensivo hizo del “Chamo” uno de los jugadores más temidos del Brasileirão. En comparación con sus otras etapas, en el Galo Otero encontró un equilibrio ideal entre libertad creativa y exigencia competitiva.
Fue figura en campeonatos nacionales y en la Copa Sudamericana, además de mantener presencia constante en la selección. Su paso posterior por el Corinthians no tuvo la misma repercusión. Las lesiones y la fuerte competencia le restaron espacio.
En clubes posteriores — como Fortaleza, de Brasil, Aucas, de Ecuador, Cruz Azul, de México, o el propio Nacional de Montevideo — Rómulo Otero mostró destellos de su talento, pero sin la continuidad que lo consagró en Belo Horizonte.
Rómulo Otero: el pico de su carrera fue en Atlético-MG
En la Vinotinto, Rómulo Otero también fue un nombre fijo durante años, gracias a su capacidad para cambiar el ritmo de los partidos. Sin embargo, su rendimiento más completo coincidió con su etapa en el Atlético Mineiro. Hoy, en el Nacional, el venezolano intenta revivir aquellos días de inspiración.
Su experiencia y pegada siguen intactas, pero el contexto ya no es el mismo. Aun así, el legado de Otero en Brasil permanece. En el Atlético Mineiro, el mediapunta no solo jugó bien: encantó. Fue allí donde Rómulo Otero vivió el mejor momento de su carrera, combinando magia, goles y personalidad.




