Antes que nada, Alexander González pertenece a esa generación de futbolistas venezolanos que abrieron puertas en el fútbol europeo. Surgido de las divisiones menores del Caracas FC, debutó profesionalmente en 2009 y rápidamente se consolidó por su fuerza física, capacidad defensiva y versatilidad para jugar como lateral o central.
En el Caracas vivió una primera etapa de crecimiento. Ganó títulos nacionales y fue parte de la renovación de la Vinotinto, gracias a su regularidad en el torneo local y su disciplina. Sin embargo, su ambición lo llevó a cruzar el Atlántico. En 2012, fichó por el BSC Young Boys, de Suiza, dando inicio a una larga experiencia europea.
Tras un paso irregular por el Young Boys, Alexander González encontró continuidad en el FC Aarau y más tarde en el SD Huesca, de España. En la Segunda División, se consolidó como titular indiscutido y pieza clave en el ascenso histórico del club a LaLiga en 2018. Ese logro marcó el punto más alto de su carrera.
En comparación con sus etapas anteriores, el ciclo en Huesca combinó madurez, regularidad y protagonismo. Alexander González no solo mostró fortaleza defensiva, sino también liderazgo y polivalencia. Su rendimiento en España fortaleció su presencia en la selección venezolana, donde se mantuvo como una de las piezas más confiables del sistema defensivo.
Alexander González: el pico de su carrera fue en Emelec
Aunque posteriormente pasó por clubes como Mirandés, Málaga, Dinamo Bucarest y ahora Emelec, ninguno de ellos representó un impacto tan grande como su etapa en Huesca. En Ecuador, aporta experiencia y orden, pero su influencia es más táctica que simbólica. Su rendimiento en España fue, sin dudas, su mejor versión.
Allí enfrentó rivales de alto nivel y demostró que el futbolista venezolano puede competir en escenarios exigentes. Hoy, en el Emelec, Alexander González mantiene la solidez que lo caracteriza, pero su momento más recordado permanece ligado a la hazaña del Huesca. Fue allí donde el defensor venezolano vivió el mejor momento de su carrera, uniendo madurez, protagonismo y historia.




