En primer lugar, la FVF (Federación Venezolana de Fútbol) logró cambiar la fecha del partido contra Bolivia por las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026. Inicialmente, el partido se disputaría el 4 de junio.
Sin embargo, la FVF solicitó a la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) posponer el partido al 6. La solicitud fue finalmente aceptada por la entidad que rige el fútbol en Sudamérica. Con esto, el entrenador Fernando Batista ganó dos días adicionales para preparar a la selección venezolana.
Mientras tanto, Bolivia tendrá que afrontar una maratón agotadora. La delegación boliviana viajará a Venezuela la tarde del 5. Al día siguiente, se enfrentarán a la selección venezolana en Maturín. El 7, la selección boliviana regresará al país.
Este ritmo acelerado compromete el descanso de los jugadores y, sobre todo, su recuperación física.
Cabe recordar que Bolivia juega como local a una altitud de 4.100 metros. Este factor suele ser una gran ventaja para los bolivianos.
Sin embargo, el desgaste del viaje y el partido en suelo venezolano podrían revertir esta situación. Además, la presión sobre los bolivianos ha aumentado considerablemente. El equipo debe vencer a Chile en casa para seguir soñando con los playoffs. Un tropiezo en La Paz prácticamente elimina al equipo.
Más tiempo y menos presión para la Venezuela
Por otro lado, Venezuela se beneficia en varios aspectos. Con más tiempo para entrenar, el entrenador puede ajustar mejor al equipo. La condición física de los atletas también suele ser mejor. Además, la Vinotinto jugará descansada, mientras que Bolivia llegará agotada.
Si los bolivianos no logran vencer a Chile en La Paz, Venezuela estará cerca de la repesca. El cambio de calendario podría ser decisivo para las ambiciones de Venezuela. Con organización y planificación, la FVF podría haber dado un paso estratégico crucial. Ahora, el equipo dirigido por Fernando Batista debe confirmar su favoritismo en la cancha.